El Espíritu Santo es el único que conoce lo más íntimo de Dios, es el único puente que une lo humano con lo divino, lo eterno con lo temporal; es el único que puede ayudarnos a que la gloria de Dios sea derramada en esta tierra. Luego de que Jesús ascendió al cielo, envió al Espíritu Santo para que tomara su lugar. Jesús sólo podía dejar como encargado de la iglesia a alguien en quien confiar plenamente, y la única persona que tenía todos los requisitos necesarios para hacerlo era el Espíritu Santo. Anhelamos impartir al estudiante no sólo los conceptos acerca de los dones y el fruto del Espíritu Santo, sino que él pueda comprender la importancia de tener una relación estrecha con él para alcanzar un ministerio que transforme no solo vidas sino naciones.